En general el año 2020 ha sido un año muy malo para todo el mundo, un año marcado por la pandemia, un año marcado por la presión en los hospitales, un año marcado por las mascarillas y el gel hidroalcohólico, un año marcado por los ERTEs, un año marcado por el confinamiento y el parón de la industria y los servicios considerados como no esenciales…
Desde un punto de vista profesional me quedo con que es un año de cambio, un año que marca un punto de inflexión, un antes y un después en las empresas. Se ha avanzado en la transformación digital, las empresas se han tenido que reinventar para ofrecer nuevos productos y servicios, ha crecido de una manera exponencial el teletrabajo, que aunque queda mucho por hacer en este punto, muchas empresas tradicionales han comenzado a ver que prima mas la productividad que el presencialismo.
Esta pandemia tambien ha dado a conocer que empresas y que trabajadores están dispuestos a adaptarse al cambio y cuales pretenden seguir el modelo «como se ha hecho toda la vida». Las empresas y trabajadores que pretendan seguir con el modelo tradicional, pueden ir a la ruina y los trabajadores a una muerte profesional por falta de adaptación a los nuevos modelos de trabajo. Se espera una crisis de una magnitud no conocida hasta ahora en España y la adaptación es necesaria, parafraseando a un compañero «o te aclimatas o te aclimueres».
Me quedo con lo que han avanzado las empresas para garantizar su supervivencia futura, estos últimos meses se han tenido que tomar unas decisiones que no han sido siempre las mejores (vistas desde la perspectiva actual), pero no conozco ningún caso que estas decisiones no se hayan tomado para garantizar la viabilidad de las empresas.
Este nuevo año será muy duro los ERTEs pasarán a ser EREs, los empresarios harán lo posible para mantener sus empresas y el mayor número de puestos de trabajo y cada uno desde nuestra posición debemos de contribuir a la sostenibilidad de empresa para relanzar nuestra economía lo antes posible.
Sin dudas fue un año distinto. Muchos hemos tenido que no solo adaptarnos a una nueva forma de trabajo No presencial, sino también convivir con ello durante meses, cosa que a muchos les costó debido a que resultó difícil separar la familia del trabajo. Pero sin duda también remarco que algo que comentaste acerca de que primó más la productividad que la presencialidad.